Desde hace una década, aproximadamente, los interminables realities y concursos se apoderaron, descaradamente, de una buena parte de los canales de televisión de todo el mundo.
Veamos los más aburridos:
- Dos equipos (generalmente, identificados por colores) se disputan cual carga más agua, cual saca más barro de un lodazal y muchísimas cosas por el estilo. Son insoportables, aunque el rating sigue siendo aceptable y el dinero manda.
- Los infaltables cantantes, que salen de uno en uno, para ser calificados por un despiadado jurado que los “descalifica” o los deja “amenazados” para la siguiente salida. Ya no más de esto, por favor.
- Las infinitas convivencias en escenarios montados, específicamente, para que 10 o 12 participantes vivan juntos (y “jartos”) durante 3 o 4 semanas. Ellos mismos se van descalificando, de acuerdo a quien les cae bien, regular o mal. Que oso tan feo.
- Los imitadores de cantantes, ya no van más, dado que se trata de un género que lleva cuatro décadas en las pantallas.
- los realities de gastronomía, están empezando a “inundar” las pantallas de los televisores de todo el mundo. Tres o cuatro “pobres” aspirantes a chefs, son despiadadamente descalificados por supuestos “expertos en gastronomía”.
- Las “sopas de letras” televisadas ya son más que insufribles.
- Existen algunos festivales internacionales del humor, que gozan de una gran calidad, aunque tenemos que soportar algunos que “dan ganas de llorar, en vez de reir”.
- Las ruletas del saber, nos tienen saturados ya en todos los países.
- Ya no más carreras de encostalados, por favor. Tampoco soportamos más, “quién grita más fuerte”, ni a los equipos que adivinan una canción por la mímica (señas sin hablar) de uno de sus integrantes.
- Los famosos “cuentachistes” son bienvenidos, cuando se trata de individuos que llegan a las pantallas aportando una especie de “sangre nueva”. Quienes vienen contándolos desde hace 20 años, ya no van más.
