Es inconsecuente pretender ser aceptado por todas las personas que hemos conocidos a lo largo de nuestras vidas. No existe, por así decirlo, la primera persona que lo haya logrado a través de la historia de la humanidad
Sin embargo, sí existen ciertas actitudes para ser aceptados por los demás, estrategias para ser bienvenidos en la mayoría de los círculos sociales y/o laborales, en los que nos veamos involucrados.
- Dirijámonos a las persona por su nombre y siempre “les sonará como la más bella de las canciones”. El tratamiento anónimo como, por ejemplo, “óyeme”, “mira”, “te cuento algo” y similares, nunca dejarán de ser odiosamente impersonales.
- Saber escuchar, es imprescindible. Nada resulta más incómodo, que nuestro interlocutor nos interrumpa cada 30 segundos cuando le estamos hablando de algo importante. Lo mismo nos puede suceder a nosotros ¿verdad?
- No debemos hablar, en exceso, de nosotros mismos. Esto cansa a las personas y nos interpretarán como egoístas, egocéntricos y faltos de solidaridad.
- No podemos dejar de contestar a las llamadas, a menos que sea estrictamente necesario, por razones laborales, de urgencias y similares.
Cuando no sea posible hacerlo, será imprescindible devolver la llamada que no fue contestada. El otro, sentirá que es importante para nosotros.
- Es crucial saber decir “no” con prudencia, dado que no siempre podremos decir “sí” a todo lo que nos proponen los demás.
Eso sí, es preciso saber que una negativa jamás le caerá bien a nadie. Por ende, debemos ser delicados, prudentes y cautelosos a la hora del “no”.
- Admirémosles las cosas buenas a los demás, pero con prudencia y, además, sin exageraciones que podrían ser tomadas como desagradables adulaciones.
- Procuremos permanecer sonrientes o, cuando menos, con una expresión facial agradable, amigable, serena y siempre dispuesta a mirar a los demás. Jamás será bienvenido, el hecho de voltearle la cara a las personas.
- Siempre debemos devolver un saludo efusivo. Si alguien nos saluda con alegría, cariño y efusividad, la peor estrategia será sólo estrecharle la mano y disponer un seño adusto.
- Nunca debemos sonreirles y/o hablarles a los demás, de manera “artificiosa”. Una sonrisa y una “supuesta” frase amigable forzadas, siempre son detectadas y rechazadas por las personas, así lo callen.
- Aceptemos las invitaciones que nos formulen de manera sincera y cariñosa. Lo contrario, será tomado como un desprecio de lo más desagradable.